¡Bienvenidos un día más al blog! Como cada viernes, nuestro profesor nos brindó la oportunidad de conocer a un nuevo profesional de la comunicación para que nos hablase de su experiencia tanto en su etapa universitaria como en el mundo laboral. En esta ocasión, voy a contaros un poco más sobre Fran Cristòfol, responsable de El Español en Málaga.
Fran empezó su andadura en el mundo del periodismo a los 16 años, durante el bachillerato. «Todos hemos sentido la llamada del periodismo a través del deportivo», asegura. Su vocación vino por la radio. Dormía en la misma habitación con su hermano porque se dormían escuchando los programas de José Ramón De la Morena y José García y se levantaban con Iñaki Gabilondo o Herrero.
En el año 2004 consiguió entrar en la facultad de comunicación, pero como la nota de corte era tan elevada no pudo acceder a periodismo. «En parte lo agradezco porque, si me hubiese quedado solamente con la formación en periodismo, no hubiese llegado hasta donde estoy ahora», explica Fran. Tener una visión tan amplia de la comunicación le ayudó en todos los sentidos.
Durante la carrera de publicidad, estuvo haciendo colaboraciones pagadas en prensa escrita, radio y televisión en Málaga. «Las colaboraciones siempre que lleven tiempo y trabajo hay que valorarlas. Si no es económicamente, que sea desde un punto de vista funcional», aconseja. Al acabar la carrera, seguía queriendo ser periodista y sentía que le faltaba práctica, por lo que empezó el máster del diario El Mundo en Madrid. Al principio, le costaba mal. Sin embargo, esta formación fue la que más le enseñó de periodismo y, en especial, Vicente Ferrer Molina.
Después del máster, hizo tres meses de prácticas en la sección de opinión de El Mundo. Allí se dio cuenta de que podía dar lo mejor de él como periodista donde controlaba todo y era feliz, en Málaga. Es por ello que, en 2005, se matricula en la carrera de periodismo en Málaga y en un curso de doctorado. Entre medias, seguía trabajando como periodista en la ciudad.
En el 2010 sufrió una crisis existencial en la que se autoconvencía de que no podía vivir del periodismo. En ese momento, cambió de chip y empezó a estudiar un máster de dirección comercial y otro de profesorado. Aun así, se quedó con una colaboración en un medio de comunicación y empezó a buscar otros trabajos en sectores diferentes. Un año más tarde, el pensamiento de que había tirado por la borda siete años por esudiar comunicación no dejaban de invadir su cabeza. Empezó a dar clase de lengua, economía... Y, más tarde, se metió en el mundo de la docencia mientras hacía su tesis doctoral.
En el 2016, recibe una oferta en Madrid para dirigir el equipo de comunicación de la orden religiosa de los jesuitas. Para él fue una experiencia maravillosa. «En los gabinetes de comunicación se aprende mucho de comunicación interna y de crisis», explica. Fran tenía un buen ámbito de desarrollo y de trabajo. Bien es cierto que las rutinas eran diferentes, pero no dejaban de ser rutinas periodísticas.
Un punto de inflexión en su vida fue la decisión de casarse con su mujer. Ella se dedicaba a la comunicación colaborativa en Sevilla y él estaba en Madrid. Decidieron ir a Málaga para empezar a formar una familia y dejaron sus respectivos puestos de trabajo para empezar de cero. Desde ese momento y hasta el momento actual, ella trabaja como directora de comunicación en una consejería.
En el 2020, Fran se dedicaba a la docencia. En la pandemia, Pedro J. Ramírez se decidió por abrir una delegación de El Español en Andalucía. Su objetivo era diversificar y contar con varias delegaciones territoriales siempre había tenido mucho éxito en los medios impresos. En el mes de julio, Fran comienza su andadura en El Español. Las cosas en Andalucía empiezan a ir muy bien en cuanto a audiencias. En la redacción trabajaban muy bien como conjunto y tenían un equipo buenísimo.
Durante su permiso de paternidad, Fran recibe una llamada desde Madrid. Se presenta en la ciudad y, en la sala de juntas de El Español, le plantean un reto que ya había sonado anteriormente: si sería capaz de poner en marcha una portada local dentro de El Español en Málaga. «Ante un reto personal y profesional como ese no se puede decir que no», asegura. Fran resumen ese momento como: bonito, inesperado y que ha marcado su vida.
En abril comenzó a buscar periodistas en Málaga. Así empezó la creación de El Español en la ciudad. Fran llevaba bastante tiempo de vuelta en los medios locales, en la redacción y en los ambientes. Cuando se hizo público que iban a abrir, ya tenían la redacción montada: cuatro redactores fijos y cuatro colaboradores externos. Todos tienen algo en común, a pesar de sus diferencias: era una redacción realista. Tenía lo justo y necesario para un medio hiperlocal. Además, partían de una ventaja: solo tenían que centrarse en lo que pasaba en la provincia porque el resto salía en la edición nacional.
Durante la presentación del periódico, Pedro J. Ramírez les lanzó un reto: tener un millón de usuarios públicos en un mes. Consiguieron 1,3 millones de visitantes en el primer mes de circulación. Fue algo muy importante para Fran y todo su equipo. «Nunca perdí el puso de la realidad de mi ciudad», explica.
A continuación, me gustaría compartir con vosotros dos reflexiones que me han gustado de toda la charla que hemos tenido:
«Un periodista vale lo que valen sus fuentes»
«Un periodista tiene que tener muy claro si su historia es para generar audiencia o influencia. Una historia muy leída no siempre va a tener influencia. Una historia influyente puede hacer caer a alguien importante, aunque no sea la más leída»
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